lunes, 30 de noviembre de 2020

Tengo miedo

Tengo miedo a que me quieran.

Tengo miedo a que alguien aparezca sin previo aviso y me diga la famosa frase. Sin más, y yo creérmela. Tengo mucho miedo a sentir de nuevo las mariposas que me fulminan a cosquillas el estómago, y que ese mismo alguien las fumigue más tarde. No quiero que hagan enrojecer mi tez, si después no van a acariciar mi mejilla. No quiero reírme a carcajadas si después me van a hacer llorar y ni tan siquiera me den un abrazo. No quiero despertar de madrugada echándote de menos, ni diciéndote un "buenos días" con los párpados pegados todavía. Ni quiero besos de unos labios que sepan a mentiras, ni abrazos de unos brazos que acogerían a cualquiera. Que quiero caricias exclusivas y sonrisas sinceras. Miradas furtivas que no entienda cualquiera. Que el amor no es una necesidad ni una justificación, que es una decisión compartida. No es tratar de aparentar ni privar la libertad, sino saber soltar la mano si se necesita. No me da la gana de regalar mi corazón como un peluche de feria, que siempre terminan llevándose sin apuntar tan siquiera con la escopeta destrozando el palillo que me sujeta. No quiero mostrarles de mi propia mano el mundo que escondo tras mis ojeras, si después juzgan el hecho de que paso toda la noche en vela. Tampoco quiero rosas, ni bombones, ni baratijas de tienda, soy más de silencios cómodos bajo las estrellas. Son demasiados los demonios que viven en mi cabeza, muchas cicatrices que escondo tras la máscara de indiferencia, por eso, no quiero que me conozcan de verdad, ni quiero conocerle yo. Porque no creo en los "para siempre" que dicen los enamorados cuando están hasta arriba de amor. Que es como una droga, unos días estás eufórica y otros, solo quieres ahogar tu cara en la almohada. Que yo sé que estoy muy rota, que me han roto y no sé cómo me voy a arreglar.

Tengo tanto miedo de volver a amar, que solo sabría sonreír como una tonta. No quiero escribir poesía a una persona sin rostro, ni tampoco escribir prosa por tener el corazón roto. Que yo no sé dar amor a medias tintas, tengo mis idas y venidas como todos. Que soy de dar todo o nada. Nunca pensaría en hacer daño, porque es a mí a quién terminan dañando. Y así estoy, temblando de miedo. Porque en cualquier momento alguien va a aparecer con esos ojitos brillantes que se te ponen, y me va a decir esa famosa frase: "te quiero" y yo no sabré qué contestar. Quizás me quede callada, o quizás salga corriendo antes de arrepentirme de decirte, que yo también te quiero. No lo sé, pero creo que quiero probar.