sábado, 3 de diciembre de 2016

Te ruego

Un café caliente entre mis manos,
mientras veo por la ventana reflejos
de pequeñas gotas de agua
que muestran mi cara como un espejo.
La guitarra apoyada muy cerca,
en cualquier momento solitario
me pongo a tocar cualquier cosa
que me haga olvidar el pasado.
-ese pasado que fue presente-
Y a veces fue bueno un abrazo,
una caricia que brota
de un gesto de cariño humano
que otras veces he rechazado.
-porque no soy de contacto-
Ese café se enfría en la mesa,
mientras apoyo la cabeza
entre las gotas de lluvia
y el cristal que me refleja.
-¿Quién eres tú?-
No lo sé, perdí mi existencia,
queriendo avivar mi fuego,
ese que en la retina me quema,
se me perdió entre palabras.
-¿Qué canción es esa?-
Los acordes que repito
en momentos que gana la pena,
y grito un sarcástico aleluya
cuando se me rompe una cuerda.
Vuelvo a dejar que el silencio,
invada mi habitación,
cojo el café casi frío
y me lo tomo por obligación.
-congelado, como mi corazón-
Mientras las luces tintinean,
imitando a las estrellas
voraces de preguntarme
qué se me pasa por la cabeza.
Recuerdos inútiles les contesto,
nada que la música no cure,
por eso toco con más fuerza,
para que Dios me escuche.
Para que arregle la cuerda,
y caliente otra vez mi café,
pedirle un corazón nuevo
y un nuevo amanecer.

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