Te quiero
para un café, cien besos, mil caricias y toda una vida. Porque nunca he sido
egoísta, y nadie posé a nadie aunque en este mundo hipócrita se quiera todo
aquello que desee uno. Yo no, no te quiero porque eso implica poseer y nada me
haría tanto daño en el corazón que verte encerrada sin poder abrir tus alas.
Amor significa libertad y yo te amo con todo lo que se puede amar. Con mis
suspiros te amo, con mis hechos te amo, con mis palabras te amo. Te amo por
encima de ninguna cosa y por ello quiero que seas feliz allá donde vayas,
conmigo o sin mí. Donde desemboca una sonrisa en el mar de tu mirada, o en la
pupila cristalina de un bosque en llamas. Allí, aquí o donde sea, adverbios de
tiempo y de lugar que para mí solo son simples palabras porque somos tan
ínfimos en el universo, que ni tú ni yo podríamos formar ni una molécula de
polvo al estar juntos. Pero solo estando juntos nos sentimos vivos y volvemos a
creernos gigantes porque en el alma habita un pequeño ser al que se le alimenta
de todo aquello que no se ve. De aquellas sensaciones inexplicables que hacen
palpitar más rápido tu corazón, o esas simples miradas furtivas que creas o no
por dentro te hacen un poquito mejor persona. Eso es el amor, un ente
alimentado de sentimientos, caricias de sensaciones inexactas, de resultados
improbables en situaciones únicas e inequívocas. Qué seríamos sin sentir una
bella melodía o la bella melodía de su voz cuando susurra palabras y tu cerebro
no las procesa porque sigues atento a su hipnotizante ritmo. Qué seríamos sin
sentir caricias que no siendo de otra piel si no caricias de otros labios sobre
los nuestros propios. Dime, amigo que todo lo sabes, ¿qué seríamos sin la
máquina que aunque siga palpitando con normalidad, hay momentos en los que
frena, se ralentiza y necesitas suspirar? No seríamos nada, porque vivimos por
y para sentir. Habrá momentos que no quieras sentir nada, o que desearías no
sentir nada, pero el mero hecho de sentir es
un bien preciado. No quieras ser fría y aséptica. Deja que te lastimen y
pidan perdón, porque así es el ser humano. Quiere todo lo que no tiene pero al
final no ama nada de lo que ya tiene. Y yo estoy segura de que te quiero
solamente para un café, cien besos, mil caricias y toda una vida, pero aún así
te amaría hasta dejarme el último aliento, amándote sin quererte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario