domingo, 13 de noviembre de 2016

Delirios nocturnos

Pierdo la vista cada noche en el techo de mi habitación, creyendo así que encontraré respuesta a todas mis preguntas. Pensativa, resonando entre mis delirios nocturnos colapsando mis tímpanos música que a más de uno le hubiese levantado un dolor de cabeza. A mí no, sino que agradezco que me ensordezcan por completo, así puedo sumergirme entre el mar de sugerencias fruto del insomnio en el que me ahogo a veces. Expirando suspiros entre mis labios junto a palabras que nunca serán pronunciadas y mi corazón me suplica que se las arranque ya que colapsan sus latidos y lo hacen enloquecer. En el medio de la noche, boca arriba frente a mí, recién sobresaltada por una de muchas impertinentes agonías y sintiendo escalofríos. Ahí, en medio de lo que me cubre, entre la oscuridad y los rayos juguetones de la luna rodando entre mis sábanas, puedo vislumbrar tus ojos, pupilas dilatadas de un marrón tan café, que quizá sea ese el motivo de mis noches en vela acunada solamente por la música y a veces el leve silbido de un viento que parece susurrar mi nombre simulando tu voz. Esos dos pequeños luceros de la más verídica sinceridad, la más dulce miel de las abejas obreras envidiosas de su color. Que mezcla tan perfecta, tus pupilas y las mías formarían tan solo una odisea de poesía. Pero ese techo imaginario en el que resalta tu rostro entre respiraciones... Siempre se acaba callendo, desmoronándose encima mía, y justamente tus labios se apoyan estratégicamente sobre los míos como si el vaivén del viento no existiese entre dos almas, como si el mar de dudas expirase entre una caricia y una duda, como si todo sueño, pesadilla o deseo quedase solventado por un sentimiento. Uno solo. Un eterno beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario