miércoles, 31 de marzo de 2021

Anónimamente hablando

Nuevamente, me encuentro hablando con la luna mientras se consume el cigarrillo en el cenicero. El humo tintinea y juega dibujando nubes en el cielo. He vuelto a pensar en ti, absurdo de mis recuerdos pasados, que vuelven a resurgir de entre las cenizas que genero. Duro semblante tengo, al recordar aquel momento. 

Fue bonito mientras duró, quise conocerte mucho más de lo que yo me conocía, claro que era consciente de que no funcionaría. Quizás porque sabía lo que me esperaba si no aprendía a tratarme como una dama. Cuando te decía te quiero, sin pensar primero en mí, porque no me amaba. 

Mi corazón palpitaba desbocado cuando al verte sonreías, tu mirada se quedaba prendida en la mía, cómo iba a pensar que la oscuridad iba a ganarme la partida. Debía aceptar la soledad para valorar tu compañía.

Eran privilegiadas tus caricias, las madrugadas tras el cristal de nuestras pupilas. Contemplar la desnudez de tu alma al otro lado de la almohada, con las pestañas descansando en tus mejillas. Pero el frío del lado de tu lado de la cama, pronto se convirtió en escarcha derretida. 

Nunca pensé en el abismo infinito que llegaría, cuando no estuviésemos cerca el uno del otro, ni tan si quiera de pasar de milímetros labio a labio, o los centímetros cuadrados de nuestra cama... A kilómetros estando justo al lado.

P. D.: ¿De quién estoy hablando...?

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