viernes, 21 de octubre de 2016

Luna cleptómana

Entre mis labios expiró una duda,
espero que algún día la consiga solventar,
¿en esa mirada furtiva que me espía
hallaré por fin la locura que es amar?
Quizá de mi boca no se suelten las cadenas
que a veces me impiden hablar con claridad,
a veces me siento sola obteniedo compañía
otras, me acompaña la bendita soledad.
Que paradoja más infinita la de una palabra,
puede darle vuelta a una súbita oscuridad,
una simple luz cierne entre tu mirada y la mía
pudiese algún día ponerme a buscar.
Lo que silencia el alma y la hace enmudecer,
dos ojos sinceros colapsados al gritar,
es tan fácil romper ese fino letargo
que intenta ahogar escalofríos en el mar.
Un remolino en su pelo que me incita,
un huracán de viento que ansío acariciar,
un bosque en llamas vivas me reclama
tal vez quiera arder entre su rayo solar.
La luna acaricia la noche hasta su clímax,
aclamado un amanecer que vuelve a brillar
y en una ínfima rima vuelve desnuda
a danzar con el riachuelo de mis lágrimas.
Intentado seducir lo oculto y lo incierto,
la lujuria juega con la osadía de preguntar
¿alguna vez comprenderás su cuerpo estío,
como la luna cleptómana sale a bailar?

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