martes, 9 de agosto de 2016

Rogando fuego

La brisa que susurra tu nombre,
yo que esquivo el silencio de tu boca
mientras el viento que azota tu pelo
me da una razón más para volverme loca.
Inhalo el poco aire que me llega a los pulmones,
Exhalo el humo del cigarrillo que me queda,
y entre tus labios juro al cielo
Mi oración más sincera.
Que me queme el demonio si miento,
que arda en plegarias de amargura,
que mis ojos lloren tu sangre
y mis piernas tiemblen de locura.
El alcohol prende mis arterias,
la noche y las luces me alumbran,
miles de luciérnagas se dejan ver
en esta incertidumbre que perdura.
Me tienta tu boca que me acoge,
me marea la cordura que se larga,
yo me consumo como las cenizas
mientras pido clemencia en la calma.
Grito desesperada a las mismas estrellas,
miro tus ojos y mi reflejo desaparece,
¿dónde queda el agua en el infierno?
¿Dónde navego sin mar inerte?
Inspirada al verte sin pronunciar palabra,
clavando la mirada en tu cintura,
mientras voy jurando al diablo
que no haré ninguna diablura.
Claro que si no es contigo,
no quiero quedarme en este mundo,
que me absorve la realidad
y se queda lo absurdo.

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