lunes, 25 de julio de 2016

Finita mortalidad

Al fin la puedo ver,
me devora con su lasciva mirada,
¿dime qué te hace tanta gracia?
Será que mantengo la esperanza.
Que ojos negros y brillantes,
gran aporte tu sonrisa falsa,
no temo que me beses,
si después tus labios no me matan.
-Lo harás de otra forma-.
Expiro el último suspiro,
todo el aire que me queda,
mis púlmones se ahogan
y mi pulso se acelera.
Hazlo ya o no lo hagas nunca,
mi mente tambalea al suelo,
llévate de mí lo prohibido
y lo que nunca he hecho.
Adelante, bésame y huye,
la cobardía se te da muy bien,
valiente cuando actúas
tan insegura al desaparecer.
Tiñes tu cuerpo de negro,
y mis labios de amarga miel,
espero que volvamos a vernos
pronto huelo el aroma de tu piel.
Los colores del acoíris
se disipan en mi retina,
recuerdos que desaparecen,
entre sus manos, mi vida.
Corazón perdido y ausente,
no somos tan diferentes,
antes me sentía tan sola
ahora me acompaña la Muerte.

Mientras tanto espero
a la entrada del inframundo,
me enamoré del mismo demonio,
-mi vivo reflejo, siempre oscuro.-

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